martes, 15 de octubre de 2013

La teoría del iceberg. La comprensión del autismo desde el interior.

   El comportamiento y las conductas que presenta un niño con autismo, no son más que los “síntomas” visibles: se aísla, mira poco, no comparte, tiene ecolalias, estereotipias, rituales, rechaza alimentos, tiene problemas de conducta, miedo a los ruidos…

    La parte sumergida del iceberg es mucho más grande que la superficie, pero es la que no se ve y en esta parte están las causas que subyacen al comportamiento de las personas con autismo: alteraciones en interacción social, en comunicación, en imaginación y en áreas sensoriales. Ya que son invisibles, son precisamente estas causas las que son necesarias conocer y comprender para ayudar a los niños con TEA.

  Por eso cuando un niño presenta problemas de conducta, debemos profundizar y sumergirnos en lo que no se ve. Un niño con autismo que pega y empuja a sus compañeros en el patio no tiene un problema de conducta si no de interacción social. El objetivo no será que el niño deje de pegar y se vaya a un rincón sino darle la alternativa de interactuar adecuadamente y proporcionarle el apoyo necesario para conseguirlo, teniendo en cuenta que la hora del patio puede ser un momento sin estructuración para él.

   También debemos profundizar en otros casos. Puede  pasar con los niños con autismo que presentan dificultades a la hora de la comida, no es que no le guste nada o que sea mal comedor. Debemos investigar qué alimentos, texturas y sabores son compatibles con él, ya que si analizamos y hacemos un registro de esta sensibilidad a texturas, podremos ir presentando de manera más adecuada la comida y hacer un programa de desensibilización que no convierta la hora de la comida en una tortura para todos.

  Debemos ser conscientes de las alteraciones sensoriales que muchos niños pueden presentar, como la hipersensibilidad a los ruidos. No se trata sólo de miedo a los ruidos, pueden quedarse escuchando ruidos que solamente ellos perciben pero también puede llegar a afectar de tal modo que les cause dolor. 

   Cuanto más comprendamos las profundidades del autismo más podremos ayudar de forma adecuada a las personas con TEA. Teniendo siempre en cuenta que cada niño es diferente podremos atender a sus características personales.


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