miércoles, 27 de marzo de 2013

Rendimiento escolar: ACTITUD


   En este artículo vamos a abordar el tema del rendimiento escolar y los factores principales que condicionan la consecución del éxito o fracaso escolar, para poder tener un punto de partida sobre el cual trabajar.
    La mayoría de los padres se preocupan cuando el rendimiento de sus hijos en el colegio empieza a decaer, no quieren hacer los deberes, van sin ganas al colegio y empiezan a suspender materias. Son muchos los factores que participan en el logro del éxito escolar, a grosso modo los podemos clasificar en: APTITUD (el CI del niño, comprensión lectora, etc), ACTITUD (la motivación y esfuerzo del niño), AMBIENTE (familia, profesores, amigos, entorno del niño) y ESTRATEGIAS (planificación, organización, técnicas de estudio). De este modo habrá niños que tengan todos los factores favorables, otros niños que tengan algunos de los factores favorables y aquellos niños que no tengan ninguno de los factores a su favor, sin embargo, es importante saber que todos los factores pueden trabajarse y mejorar en mayor o menor medida para conseguir nuestros objetivos.

    Empezaremos con la ACTITUD, factor que actualmente conduce a muchos niños al fracaso escolar y merma la paciencia de sus padres. Hay alumnos que se muestran vagos y otros que no parecen darle la menor importancia al aprendizaje ni al hecho de aprobar o suspender. Por lo general, hay una gran desmotivación. La actitud que tiene el niño frente a las tareas escolares refleja su motivación hacia el aprendizaje. Pero... ¿por qué es importante la MOTIVACIÓN?
La relación entre motivación y esfuerzo es de tal naturaleza que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que forman las dos caras de una misma moneda: la moneda del aprendizaje. Efectivamente, se motiva para que haya esfuerzo, o lo que es igual, siempre que nos esforzamos lo hacemos porque tenemos una razón o motivo suficiente para hacerlo. Nadie se esfuerza porque sí, sin que exista una razón que le haya movido a ello. Otra cosa es que los motivos sean acertados o no.

   La cuestión es: ¿cómo podemos motivar a nuestros niños? Cuando el alumno no muestra motivación intrínseca por el propio aprendizaje es necesario realizar una valoración sobre su proceso educativo e introducir cambios que le reconduzcan hacia la motivación.

   A continuación exponemos algunas estrategias para fomentar la motivación que pueden realizar maestros y padres:

  • Educar al niño con el ejemplo, con la muestra de interés y entusiasmo por el propio trabajo (esto lo deben hacer tanto maestros como profesores).
  • Participar en las actividades de los niños con ilusión y manifestar satisfacción por el logro de los hijos o alumnos. El refuerzo y el apoyo positivo es importantísimo.
  • Inculcar en el sentido de la superación, poniendo objetivos cortos, paso a paso.
  • Basarnos siempre en capacidades reales y objetivas, muchos niños se desmotivan cuando se enfrentan con tareas que les resultan difíciles, es por ello que el educador debe servir de apoyo y ayuda en este proceso para después fomentar la autonomía en la propia tarea.
  • Enseñar al niño a sentirse competente y disfrutar con ello, incrementando su competencia personal. Si el niño empieza a darse cuenta de que es capaz de hacer la tarea aumentará también su autoestima, con lo cual el niño se mostrará más abierto a conseguir nuevos retos. 
  • Mostrar que el aprendizaje es algo útil. Para motivar es preciso conseguir que los alumnos perciban la finalidad y relevancia concretas de lo que tratan de aprender. Por ejemplo, aprender los números y después a sumar les servirá para contar y saber cuántos caramelos tienen.
  • Aumentar las expectativas, confiar en que el niño alcance su máximo potencial y que las familias y los profesores le expresen el interés por su evolución hará que el niño se sienta más capaz. Esto es el llamado Efecto Pigmalión.
  • Realizar programas de motivación extrínseca a través de sistemas de puntos o economía de fichas, intercambiando puntos por reforzadores que pueden ser de tipo material (juguetes, cromos, chuches, ...) o de actividad (ir al cine, cenar en una hamburguesería, ...). Estos programas siempre, siempre deben ir acompañados del refuerzo positivo social, es decir, transmitirle al niño lo contentos y orgullosos que estamos por su esfuerzo, ya que debemos intentar que prevalezca este último refuerzo a los demás reforzadores.

2 comentarios:

  1. ¡ENHORABUENA!
    Me encanta que hayáis abierto un blog en el que podamos ir consultando siempre que lo deseemos/necesitemos todas las entradas que vayáis poniendo.
    Soy fan de súper Nanny y de Hermano Mayor, pero con lo que he leído os puedo asegurar que habéis captado un adepto más! Espero que el resto de entradas que pongáis tengan un nivel tan alto como el de ésta. Me ha parecido una entrada muy interesante.
    Os sigo leyendo :)

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    1. Muchas gracias Aitor, creemos que es importante unir entretenimiento y conocimiento. Aprender no tiene por qué ser aburrido :)

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